Al tener tu amor, ascendí al cielo y a las estrellas. Visité mundos que solo en sueños conocía. Llegué a las puertas ardientes de tu corazón, ignorando que mis alas arderian por tal osadia. Como un insecto adicto al fulgor de tu amor, giré infinitamente en torno a ti; Cada vez más rapido y más cerca de tu ser, voluntariamente atrapado por el imán de tu amor.
Un día mi mundo se oscureció y desapareció. Se apagó tu brillante luz y el calor de tu corazón. Sin previo aviso, una voraz penumbra me envolvió y de pronto me sentí extraviada en un mundo tan extraño. Se perdió mi brújula y no encuentro mis coordenadas. Perdí vuelo, perdí ubicacion y ganas de vivir. Y ahora busco el camino que me lleve hacia ti. El mundo real es mas fuerte que yo y me avasalla. Tu mirada me esquiva, tus palabras hirientes y desbocadas son dardos envenenados que se hunden en mi alma, adormecen mi corazón e intoxican la razón. Cada día mis pocas fuerzas más y más se desvanecen, o tal vez yo las abandone por inútiles e inservibles. No existe ya un consuelo, una razón o una explicación. Tengo congelada el alma, paralizado el cuerpo.
Cual picaflor enamorado de la fragancia sutil de una flor, quise entrar a tu corazón como a los pétalos de una rosa. Soñé con beber de la ambrosía y del nectar de tu amor, pero solo conseguí tocar las espinas punzantes de tu frialdad. Yo siempre quise programar todo en mi vida, estaba convencida que la felicidad llegaría disfrazada de ti; Como resultado de un sistema diseñado por el destino, como un regalo mágico que apareció sin explicación. Cuando parecía que nuestro mundo era todo risas y felicidad, el sistema se congeló y el programa no funcionó. Reinó el caos, la insertidumbre y la desesperación. Algo extraño invadió la estructura, algo paralizó el amor. Robé alguna vez, una risa sincera de tu corazón. Otro día jamás imaginado tal vez pueda calmar mi dolor. Beberé de las fuentes eternas del recuerdo de nuestro amor. Recordaré la ternura de tu amor y tu dulce risa.